La determinación de los peligros prioritarios en la implementación del Sistema de Gestión de Seguridad y Salud en el Trabajo (SG-SST) es una tarea que demanda gran claridad en algunos criterios básicos. De lo contrario, es posible que el diseño final presente inconsistencias o incoherencias que lo hagan deficiente.
Las consecuencias pueden ser serias. Finalmente, el propósito del SG-SST es construir un entorno laboral seguro, que proteja la vida y la integridad del trabajador. Si el sistema tiene grietas o está mal concebido, ese objetivo es difícil de cumplir. No solamente originará condiciones inseguras para los trabajadores, sino que también conducirá a resultados indeseables en los procesos de revisión gerencial y auditoría.
Lo fundamental en el SG-SST es la coherencia. Esto quiere decir que cada pieza del sistema debe guardar una relación lógica con las demás. No pueden existir componentes sueltos, o que apunten en distintas direcciones.
Para alcanzar esa coherencia lo más importante es identificar los peligros prioritarios. Este elemento es el verdadero corazón del sistema: todos los demás componentes deben estar enfocados al control o erradicación de esos peligros. Tener claros los peligros prioritarios otorga una base realmente sólida para edificar todo el sistema.
Tabla de contenido
¿Cómo identificar los peligros prioritarios?
Para identificar los peligros prioritarios de manera precisa, es necesario llevar a cabo cuatro acciones iniciales: 1) Elaborar la matriz de riesgos; 2) Identificar los requisitos legales; 3) Atender a los requisitos de otra índole; y, 4) Consultar las estadísticas.
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Elaborar la matriz de riesgos
La matriz de riesgos es un elemento fundamental. Por eso debe ser elaborada con el mayor cuidado y la mayor precisión. Supone un proceso de identificación de todos los peligros que amenazan a una organización y la valoración de esos riesgos para mantenerlos bajo control.
La matriz de riesgos responde a preguntas esenciales para el SG-SST. Básicamente determina la naturaleza de posibles daños a los que están expuestos los trabajadores, el personal involucrado con la empresa y los elementos materiales que la componen. También evalúa y jerarquiza los riesgos y controles y determina medidas de intervención para evitar o reducir los eventuales daños.
La matriz define cuáles son los riesgos más altos. Estos son el punto de partida para determinar los peligros prioritarios para la organización.
Para la elaboración de la matriz de riesgos se recomienda tener en cuenta la GTC-45 que es la Guía Técnica Colombiana elaborada por Icontec para la identificación de los peligros y la valoración de los riesgos en seguridad y salud ocupacional.
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Identificar los requisitos legales
Tanto la legislación nacional como la internacional definen cuáles son las tareas de alto riesgo. Estas actividades están reguladas legalmente, de modo que para realizarlas se debe cumplir con una serie de normas y medidas de control. Toda empresa tiene que ajustarse a lo señalado en la ley para ese tipo de actividades.
Una actividad de alto riesgo es aquella que implica una exposición más alta al peligro, de la que experimenta normalmente un trabajador. Suponen que hay mayor riesgo de que se presente un accidente laboral severo. Se clasifican en cinco grupos: trabajos en alturas, trabajos en espacios confinados, trabajos en caliente, trabajos con energías peligrosas y trabajos con sustancias químicas peligrosas.
Las actividades de alto riesgo deben considerarse como prioritarias para la empresa. En consecuencia, los peligros asociados a esas tareas deben ser asumidos como peligros prioritarios.
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Atender a los requisitos de otra índole
El diseño de condiciones seguras ya no es un asunto exclusivamente interno de la empresa, que poco o nada tiene que ver con las demás organizaciones con las que se involucra. El espíritu del SG-SST es el de implementar una cultura, más que unas medidas específicas. Por eso cada organización debe ajustarse a las exigencias de seguridad que le planteen las otras organizaciones con las que entre en contacto, en particular, las entidades con las que celebre contratos.
De este modo, lo que el cliente o proveedor defina como peligro prioritario en la relación contractual, debe ser asumido por la empresa como peligro prioritario para la empresa. Por ejemplo, si un cliente indica requisitos en el contrato que establecen como prioridad la seguridad vial, la empresa debe ajustarse a ello e implementar las medidas del caso.
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Consultar las estadísticas
Una de las herramientas para el seguimiento, control y evaluación del Sistema de Gestión de Seguridad y Salud en el Trabajo es el récord que queda consignado en las estadísticas de accidentes y enfermedades laborales dentro de la empresa.
Esta información tiene una importancia de primer orden. A través de ella se pueden determinar cuáles son los eventos de mayor ocurrencia y definir a qué peligros y a qué actividades están asociados.
Las estadísticas deben ser coherentes con la formulación de la matriz de riesgos y con los demás componentes del sistema.
La unificación y el enfoque
Cada una de las acciones iniciales va a dar por resultado una información decantada sobre los peligros a los que está expuesta la organización. El paso a seguir es unificar toda esa información para definir de manera puntual cuáles son los peligros prioritarios en los que debe enfocarse la empresa.
Simplemente se trata de cruzar los datos y de establecer cuáles son esos peligros que se repiten o que implican mayor compromiso. Si está en la matriz de peligros, aparece también en las estadísticas, figura en los requisitos legales y está planteado en los compromisos contractuales, definitivamente se trata de un peligro prioritario.
Es probable que el resultado sea una larga lista. Es ahí cuando debe primar el sentido de eficiencia. Lo ideal es que se elija un pequeño grupo de peligros prioritarios asociado a accidentes laborales y otro pequeño grupo que haga referencia a enfermedades de trabajo. El objetivo es que la lista final no contenga más de cinco o seis peligros prioritarios. Solo de esa manera se puede garantizar que el sistema funcione en la realidad y no solamente en el papel.